la declaracion de nulidad de un contrato conlleva en todo caso la liquidacion del mismo

La declaración de nulidad de un contrato conlleva en efecto la liquidación del mismo, implicando la restitución recíproca de lo recibido o su valor y, en caso de culpa, la indemnización por daños y perjuicios.

Cuando se declara la nulidad de un contrato, esto desencadena automáticamente su liquidación. Este proceso implica que las partes deben devolver lo que hayan recibido en virtud del contrato. Si la restitución directa no es posible, se deberá devolver el valor equivalente de lo recibido. Este mecanismo asegura que se revierta cualquier intercambio de bienes, servicios o dinero que haya tenido lugar bajo el amparo del contrato ahora nulo.

Además, si se determina que alguna de las partes es culpable de la situación que ha llevado a la declaración de nulidad, esta parte culpable está obligada a indemnizar a la otra por los daños y perjuicios causados. Esto es relevante porque no solo se busca deshacer los efectos del contrato, sino también compensar cualquier perjuicio adicional que la ejecución o la nulidad del contrato haya podido generar.

Es importante destacar que la nulidad de actos que no sean preparatorios del contrato solo afectará a esos actos específicos y sus consecuencias directas, sin extenderse necesariamente a la nulidad del contrato en su totalidad. Esto subraya la distinción entre la nulidad de actos preparatorios, que sí conlleva la nulidad del contrato, y otros actos que pueden ser nulos sin afectar la validez general del contrato.

En casos excepcionales, si la declaración de nulidad de un contrato pudiera causar un grave trastorno al servicio público, se puede decidir continuar con los efectos del contrato bajo las mismas cláusulas hasta adoptar medidas urgentes que prevengan el perjuicio. Esto muestra una flexibilidad en la aplicación de la ley, permitiendo que se ponderen las consecuencias prácticas de la nulidad en el contexto del interés público.