Cuando una cláusula es discriminatoria?
Una cláusula es discriminatoria cuando establece diferencias de trato injustificadas o arbitrarias que limitan, excluyen o prefieren a ciertos grupos o individuos sobre otros, basándose en características personales o circunstancias sin relación con el mérito o la capacidad.
En el contexto de la contratación pública, la discriminación puede manifestarse cuando las condiciones de un contrato, los criterios de adjudicación o las cláusulas de ejecución establecen diferencias de trato que no están justificadas por el objeto del contrato o los requisitos del servicio a prestar. Por ejemplo, si una cláusula favorece a empresas de cierta nacionalidad sin que esto responda a una necesidad objetiva y proporcional relacionada con el contrato, podría considerarse discriminatoria.
La Ley de Contratos del Sector Público en España promueve la igualdad de trato y la no discriminación, permitiendo la inclusión de cláusulas sociales y criterios de adjudicación que favorezcan la igualdad de oportunidades, la integración de personas con discapacidad, la promoción del comercio justo y la igualdad de género. Sin embargo, estas medidas deben estar directamente relacionadas con el objeto del contrato y no deben introducir diferencias de trato que no estén justificadas por razones objetivas y proporcionadas.
Las cláusulas discriminatorias no solo van en contra de los principios de igualdad y no discriminación, sino que también pueden limitar la competencia al restringir la participación de potenciales licitadores que no cumplen con criterios no relacionados con su capacidad para ejecutar el contrato de manera eficiente y efectiva.
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